Mensaje / Vida Cristiana
La gloria de jesús
SERIE JUAN CAPXCAP
JUAN 17:1-5
En el capitulo anterior, veíamos como Jesús cierra su plática con sus discípulos, la cierra de una manera sorprendente, habla sobre la verdadera fuente del gozo del creyente, el gozo que el mundo jamás les podrá arrebatar. La fuente de gozo del creyente está en su encarnación, en su muerte, en su resurrección, en su ascención y de su promesa de que estará contigo todos los días hasta el fin del mundo en una relación viva y que estarás con Él en tu verdadero hogar para siempre. Esto trae una esperanza en tu corazón que traerá un gozo y una paz que nadie podrá quitarte. Lo anterior sólo puede ser posible a través del Espíritu Santo, que en momentos de persecución o aflicción, irá a lo profundo de nuestro corazón y nos mostrará el valor de Cristo. (Ver prédica en página de internet)
Vemos como Jesús cierra su plática con ellos en Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Después de esto, Jesús hace una oración, esta oración conecta el contenido de todas sus enseñanzas, habrá conceptos que se nos harán muy familiares, en el sentido de que de alguna manera ya los habíamos visto através de nuestro estudio del Evangelio de Juan. Jesús ya había enseñado a sus discípulos como orar (Padre nuestro), pero en realidad, aquí podemos ver como Cristo oraba, no hay otra oración en los Evangelios que nos muestra la comunión cara a cara que Él tuvo con el Padre. Esta oración nos muestra el contenido de su intercesión con Él y nos da más luz de como Él intercede por nosotros hoy (Hebreos 7:25): por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
El capítulo se divide en tres partes:
1) La oración de Jesús por Sí mismo (vv. 1-5);
2) La oración de Jesús por los discípulos (versículos 6-19); y
3) La oración de Jesús por todos los creyentes que formarán la iglesia (vv. 20-26).
Es por esto que esta oración fue importante para los discípulos, es importante para nosotros y será importante para todos aquellos que creerán en Jesús.
ORACIÓN POR ÉL MISMO
Leamos Juan 17:1-5
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
Jesús alza sus ojos al cielo y dice: Padre, la hora ha llegado, el tiempo de su muerte se ha cumplido. Después de esto Jesús le pide al padre que lo glorifique para que tambíen Él pueda glorificarlo. Lo anterior sólo puede ser entendido a la luz de su muerte.
El evento que glorificaría al Hijo fue su muerte, a través de esto Él ha recibido la rendición, la adoración y el amor de millones de personas cuyos pecados ha perdonado, Él aceptó este camino de gloria (desprecio, rechazo, servicio y muerte) porque sabía que el Padre también sería glorificado por su plan redentor ¡Gloria al Padre que envió a su Hijo!
En la cruz, podemos ver la gloria del Hijo y del Padre. Por esto, el Evangelio es glorioso como dice 1 Timoteo 1:11: según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado. Porque habla de la gloria del Padre y del Hijo, del despliegue de su amor y poder para la humanidad. Esto le dará gloria para siempre. Su sacrificio, es y seguirá siendo motivo de gloria para Él y el Padre en el cielo.
Apocalipsis 5.
Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?
Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.
Después de esto en el versículo 2, Jesús anuncia una vez más su autoridad sobre toda carne para dar vida eterna, y tambien aquí encontramos una referencia de la elección del Padre de los que vendrán a Cristo.
Jesús ya les había dicho esto en Juan 6:37 "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera" esta doctrina se presenta en todo el nuevo testamento:
Hechos 13:48
Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.
2 Tesaloniceses 2:13
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,
En el versículo 3, Jesús les explica la naturaleza de la vida eterna que el tiene autoridad de dar:
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Esto hace eco a lo que encontramos en Jeremías 9:24: Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
Jesús señala en su oración sobre que es la vida eterna que Él da, no sólo es algo que obtendremos en el futuro, sino también una posesión presente, la vida eterna mas que vivir para siempre, es una relación de conocer verdaderamente a Dios por medio de Cristo, cuando depositas tu fe en Cristo como tu Señor y Salvador, no sólo recibes el regalo de vivir para siempre, sino que tienes el privilegio de tener una relación vibrante y creciente con el Creador de todo lo que existe. Vida eterna es tener a Cristo.
Podemos perseguir un Evangelio sin Cristo, buscando experimentar los beneficios de nuestra fe sin Él, eso no sería vida eterna, le llamaría vida temporal próspera. La vida eterna es lo que Cristo ofreció, y es lo más grande que Él tenía para ofrecer, reducirlo a posesiones temporales, éxito efímero, y un lugar con hamacas y clima perfecto para después de morir, sería reducir a Cristo como un competidor más en el mercado del mundo. Cristo nos ofreció a Dios mismo, nada en todo el universo se le puede comparar.
El cristiano debe apreciar la vida eterna, y decir: Mi vida en la tierra es insípida sin Él, y el cielo no sería cielo sino está Él.
El versículo 4, Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
Jesús muestra 2 cosas de su propósito,
Primero: Él nos mostró al Padre, como dijo Juan al inicio del libro, "vimos su gloria, gloria como el Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" Juan 1:14
Jesús le había dicho a Felipe, el que me ve a mí ha visto a el Padre, todas sus palabras (verdad) y hechos (gracia) muestran el carácter del Padre.
Segundo: Él fue obediente hasta la muerte y muerte de Cruz, al decir, he acabado, es he terminado todo a la perfección, esta obediencia como habíamos visto trajo salvación a todos nosotros y trajo gloria al Hijo y al Padre.
Como Hijo obediente, Él tomo nuestro lugar, el obedeció y nosotros no obedecimos, Él fue obediente y nosotros fuimos rebeldes, el murió y nosotros fuimos salvos. Somos amados por el Padre porque Jesús no impartió su justicia.
Terminamos en el versículo 5,
Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
Con la gloria Jesús afirma, como parte de su petición, que su gloria existía "antes que el mundo existiera", lo que significaba que Él era preexistente y no creado. En segundo lugar, se refiere al tipo de "gloria" que disfrutó allí "que tuve contigo" compartida, es la misma gloria de Dios que se menciona en el Antiguo Testamento, la incontenible gloria de nuestro gran Dios y Creador.
Él estaba mirando más allá de la cruz, después de haber finalizado la expiación de nuestros pecados y haber vencido para siempre al pecado y a la muerte.
Alabemos hoy a este Gran Salvador que tenemos, veamos las Palabras de esta oración, y afirmemos nuestra fe, que está segura en Él.