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¿Por qué y para qué nos salvo Dios?

  • Writer: Jorge Franco
    Jorge Franco
  • Dec 6, 2017
  • 5 min read

Antes de comenzar a hablar de la condición en la que se encuentra el ser humano en cuanto a la salvación abordaremos algunos conceptos importantes acerca del propósito de la salvación del ser humano.


Al entender esto muchas de las verdades que veremos más adelante serán más fácil aceptar, es por esto que como introducción revisaremos verdades importantes sobre la salvación que Dios trae al hombre y Su propósito fundamental, esto nos ayudará a entender todo lo demás.


Lo primero que tenemos que puntualizar es que el plan de redención de la humanidad tiene a Dios en el centro y no al hombre mismo.


Una de las formas más efectivas de entender algo es haciéndonos preguntas, cuyas respuestas tenemos que explorar y nuestra tendencia más común para hacerlo es obtener las respuestas en base a lo que asumimos o hemos escuchado de otros.


Pero cuando se trata de Dios, lo mejor que podemos hacer es buscar lo que Él mismo ha revelado en la Biblia y luego llegar a conclusiones, así que comenzaremos con la siguiente pregunta:


¿Por qué y para qué nos salvó Dios? Respuesta: Para mostrar Su gloria, tal y como lo revelan múltiples pasajes bíblicos.


La epístola a los Efesios es la que revela esta verdad más claramente:


En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.

Efesios 1:11-12


Podemos ver en esto versículos que Dios al salvarnos lo hizo conforme al consejo de su voluntad, Él no consultó con nadie es decir, no necesito la ayuda de una segunda persona y el fin de esta salvación es que nosotros seamos para alabanza de Su gloria. Mi salvación debe celebrar, exaltar y poner en alto la gloria de Dios, fue por esto que Él nos salvó.


Si buscamos en la Biblia con detenimiento, encontraremos que Dios dice que todo lo que Él hace, lo hace para proclamar Su gloria. Y eso incluye nuestra salvación.


No hay otro propósito que este por encima que no sea la gloria de Dios, ya que no hay nadie por encima de Él, nadie más digno de gloria y honra, el propósito más alto por el cual Dios puede hacer algo es Él mismo, Su propia gloria, Su renombre.


todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.

Isaías 43:7


Dios ha creado a todo ser humano para revelación de Su gloria, esto lo podemos ver en la historia aún en los reyes que no honraban a Dios, por ejemplo, Dios llama a Nabucodonosor ¨mi siervo” (Jer. 25:9; 27:6) y a Ciro ¨mi pastor” (Isa. 44:28), precisamente por que ellos cumplieron Sus propósitos.


En Éxodo 9:16 encontramos que Dios habla a Faraón, diciendo:

Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.


Dios levantó a Faraón para mostrar Su poder en él; Dios lo levantó para su gloria.


Cuando entendemos el contraste de la gloria de Dios y la condición moral del ser humano que estudiaremos en este primer estudio, no se nos hará difícil comprender que la salvación depende completamente de Dios y no del hombre. Como ya lo vimos anteriormente, Dios está en el centro de su plan de redención y es Su gloria la que pone de manifiesto al salvarnos.


Dios lo dice una vez más en Isaías 48:9 y 11


Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro.


Aún cuando Dios nos da su misericordia, deteniendo la ira de su justicia, el propósito primario es el amor a Su nombre y a Su propia gloria.


Como ya hemos estado haciendo tanto énfasis en que Dios hace todas las cosas para su gloria alguno de nosotros pudiera pensar que esto hace a Dios egocéntrico, pero no es así, esto hace a Dios Dios-céntrico. Nadie es más Dios-céntrico que Dios mismo y de aquí surge una pregunta ¿centrado en quién pudiera Dios hacer las cosas, si no en Él mismo? ¿En el hombre? ¿En el hombre limitado, corrompido? ¿En el ser humano que no supo retener la posición en el jardín del Edén?


Si tu y yo entendemos correctamente quien es Dios, seremos los primeros en no querer estar en el centro del plan de Dios. Porque Su voluntad es perfecta, buena, agradable e inescrutable; nosotros no la entendemos.


Por eso es que hablamos tanto de ser Cristo-céntricos, ya que un evangelio enfocando al hombre en el centro contradice el plan de Dios.


En Efesios 1:5-6 Dios declara el propósito de nuestra salvación


en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,


Gracia gratuita impartida sobre nosotros con una razón y sólo una, el puro afecto de su voluntad, para alabanza de su gloria.


No hay nada mejor que poder hacer algo para la alabanza de su gloria, Pablo dice en 1 Corintios 10:31: Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.


Todo lo que hagamos, no importa la profesión o el rol que nos ha tocado desempeñar, si tienes hijo o no los tienes, te cases o te quedes soltero, hazlo todo para la gloria de Dios.


Dios es Dios-céntrico por que Él es el ser más glorioso del universo. No hay manera de acusar a Dios de egocéntrico. Si yo dijera que soy el mejor padre de familia de todo el universo, los demás, con justa razón pensarían que soy un arrogante. ¿Por qué? porque no es verdad. Cuando Dios dice que que es el más glorioso del universo, Él no está siendo arrogante, porque eso sí es verdad. No hay otro ser superior, ni semejante, ni siquiera cerca. Al hacer esta afirmación, Dios simplemente está siendo veraz.


Segunda pregunta:

Hemos estado hablando tanto de la gloria de Dios, pero ¿Qué es la gloria de Dios?


La palabra gloria en hebreo es kabod que implica algo pesado, algo no trivial. En griego es Doxa; que tiene que ver con algo que causaba en el otro una buena opinión, es decir, si yo hablaba bien de Alberto, estaba, en cierta manera, “glorificando” a Alberto. Eso que yo hablaba de Alberto hacía que otros pensaran bien de él. Por lo tanto, cuando nosotros hablamos que necesitamos glorificar a Diso es que debemos hablar y vivir de una manera tal que la imagen que el otro tiene de Dios sea agrandada en su mente. Eso es lo que hacemos cuando damos testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Al glorificar a Dios reconocemos el honor que Él merece, pero a la vez reflejamos hacia otro la imagen e Dios. Cuando la salvación es entendida correctamente agiganta el tamaño de Dios en nuestras mentes porque nos ayuda a ver a Dios de una forma más majestuosa.


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